viernes, 3 de junio de 2011

DUBAI, LA JOYA DEL DESIERTO


Dubái es  una de las ciudades más importantes del Emiratos Árabes Unidos. EN 1830. En aquella época, migró una rama de la de la tribu de Bani Yas, que provenía del oasis de Liwa, en el sur, a una aldea pequeña de pesca en la península de Shindagha, en la boca de la cala. Esa tribu fue dirigida por la familia de “Maktoum” que gobierna los emiratos hasta el día de hoy. La actitud liberal y modernista de sus gobernadores convirtió a Dubái en una zona de inversión atractiva para los comerciantes de la India y Persia, y el descubrimiento de petróleo en 1966 impulsó el crecimiento económico de la zona. Pero es la familia Real quien, junto con un uso inteligente de los recursos, jugó el papel más importante en la formación de Dubái. En el 1971, se creó la Federación de Los Emiratos Árabes Unidos. Dubái ha acelerado su progreso para adaptarse a la introducción del comercio electrónico y el rápido desarrollo tecnológico de los últimos años.

Dubái en los últimos años ha desarrollado una  industria turística  como ninguna otra ciudad lo podría hacer. Esta majestuosa ciudad, ha sido testigo también del desarrollo de algunos de los hoteles más nombrados y logrados arquitectónicamente en el mundo. En la isla artificial que se ubica en  la costa de Jumeirah, se encuentra erigido el Burj Al-Arab, con un diseño de vela de barco tradicional árabe, siendo la pieza central de la empresa turística de Dubái, ofreciendo el alojamiento más lujoso que se puede imaginar. 

Dicen  que en unos 15 o quizás 20 años, las reservas de petróleo de Dubái se agote, pero esto no es nada que le cause temor a las autoridades, ya que se han creado una plataforma industrial y comercial, que puede servir de ejemplo para países que van en vías de desarrollo. ¿Y quién no quisiera que en su país se lleven a cabo proyectos de tal magnitud? Eso es algo que solamente se vería en un país que tenga unos orígenes, fortuna, orden y tradición como algunos países como de los del medio oriente.



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